DE COMO HACER FELICES A LAS MUJERES (Tercera y última parte) Por Diego Cárdenas

DE COMO HACER FELICES A LAS MUJERES (Tercera y última parte) Por Diego Cárdenas

De nuevo quiero agradecer a todos aquellos que se han tomado un tiempo para ojear mis reflexiones, en especial a mis colegas de género, que con sus agudos comentarios (en su mayoría) lejos de acentuar la impresión de la proverbial cobija con la que todos nos arropamos, han hecho gala de una objetividad y criterio admirables. Igualmente validas y respetables las opiniones de las féminas, pues que sería de un escrito de esta naturaleza sin la crítica del sexo opuesto, y porque en últimas son ellas quienes me han motivado a exteriorizar estas percepciones.

Hoy al compartir con ustedes la parte final de este escrito, quisiera darles a conocer algunas de las conclusiones a las que he llegado tras analizar concienzudamente los patrones de comportamiento femenino, las causales de su misteriosa conducta y las reacciones que se obtienen al proceder con ellas de una manera determinada:

a.Sus intentos conscientes por hacerla feliz son inversamente proporcionales a la felicidad por ella percibida. A mayor esfuerzo, menor resultado.

b.Sus intentos inconscientes o casuales por hacerla feliz, tienen una mayor probabilidad de generarle felicidad, sin embargo, como no constituyen intención sino que son mas bien incidentales, en el esquema de valores femenino, “no valen”, de forma tal que ella disfrutará del beneficio, pero no reconocerá la fuente.

c.Sus intentos conscientes por hacerla feliz no solo serán inútiles, sino que tendrán invariablemente consecuencias contra intuitivas, es decir generarán un resultado exactamente opuesto al que usted esperaba.

d.La película “lo que ellas quieren” con Mel Gibson, esta errada: aún si usted pudiese leerle la mente y proceder al pie de la letra con sus deseos, ella no sería feliz.

e.La felicidad de una mujer, generada por un hombre que sea su compañero sentimental actual ( el número 29 no vale, pues este la cogió necesitada), se mide en mili-segundos y se ubica intermitentemente a lo largo de un extenso periodo de tiempo.

f.La sonrisa de una mujer feliz en Tokio puede causar un Huracán en Ámsterdam, lo bueno es que será un Huracán corto.

g.Por cada mujer feliz durante un minuto, hay 3 hombres infelices durante 4 meses.

h.Una mujer se dará cuenta de que era feliz, en el momento en que deje de serlo.

i.Usted no puede hacer feliz dos veces a una misma mujer con una misma acción. De hecho conténtese si lo logró la primera vez.

j.Es mas, usted no puede hacer feliz a una mujer “B” con dicha acción, si esta tiene hasta tercer grado de consanguinidad con la mujer “A” a la que usted hizo feliz con la acción original o si la mujer “A” que fue inicialmente feliz gracias a su acción, ha compartido hasta 5 metros cuadrados de espacio durante al menos 2 horas con la mujer “B” a quién usted ahora pretende hacer feliz.

k.Una mujer feliz no reconocerá públicamente su condición a menos que haya otra mujer aparentemente más feliz en el sector circundante. Esto es lo que se conoce como la paradoja de la felicidad, en tanto es difícil determinar si alguna de las dos en este punto esta realmente feliz.

l.La felicidad femenina no se crea ni se destruye. Existe una pequeñísima cantidad de felicidad femenina pre-determinada desde los inicios del universo que lo único que hace es cambiar de sujeto a una velocidad inconstante, no debe resultarnos entonces extraña la dificultad de mantener dicha felicidad en un sujeto determinado por un lapso prolongado de tiempo.

Como apunte final quisiera decirle a usted, querido lector, infatigable buscador de la verdad, que si aplica estos sencillos consejos que he descrito y evita las acciones que he clasificado como contraproducentes, ELLA NO SERÁ FELIZ, pues ella no es una figura estereotípica, por lo que el 99% de mis percepciones casi con absoluta seguridad carecerán de validez en su contexto. Lo único que puedo recomendarle es que lo siga intentando, pues nada de lo que vale la pena es fácil y toda empresa que tenga grandes recompensas demanda esfuerzos aún mayores…O si usted es flojo, cómprese un perro.

Mil gracias,

DIEGO CÁRDENAS