lunes, 17 de diciembre de 2018

El vuelo del cuervo , Parte 1



Por Diego Cárdenas

Introducción
                        
James O’Barr publicó por primera vez lo que sin duda se considera su obra maestra, The Crow/El Cuervo, en 1989 tras cerca de siete años de buscar editores y toparse al fin con Gary Reed de Caliber Press. Su ópera gótica, fruto de una terrible tragedia personal y muchas públicas, ha vendido desde entonces más de 750.000 copias en todo el mundo.



La premisa de la obra ha visto multitud de versiones subsiguientes en el cómic, el cine, la televisión, los video juegos y la literatura, con distintos resultados y niveles de calidad.  La cosmogonía a la que dio origen el ex Marín en su ejercicio de furiosa catarsis ha echado a volar y alcanzando parajes a veces insospechados en sus ya casi 30 años de existencia.



Es importante entonces hacer un recorrido por las diferentes fuentes mitológicas, religiosas y folclóricas de las que bebe la colosal ave en la que se ha convertido esta historia. 


Parte 1

Primeros vuelos: El Cuervo en la mitología, la religión y el folclore popular
Vale la pena aclarar que este primer apartado no tiene una relación directa con el cómic, sus personajes o su narrativa en general.  La idea es poder identificar los diferentes roles que se le han otorgado al animal en diversas culturas, para posteriormente, señalar similitudes, inspiraciones o referencias que pudieran haber sido incluidas deliberada o inconscientemente en las ficciones de El Cuervo.  Si lo que le interesa es empezar a conocer de inmediato lo asociado con la primera novela gráfica, puede omitir esta sección e ir directamente a la parte 2, Pecado Original: El Cuervo (1989)

El primer rastreo que podemos hacer nos lleva al neo-lítico y la edad de bronce, (8,500 a.C. y 3,000 a.C. aproximadamente) periodos en los que, gracias a grabados en piedra, marfil y bronce hallados en vastas áreas de Europa, se encuentra evidencia de una suerte de diosa con los rasgos característicos de un ave carroñera: nariz estilizada en forma de pico y garras de tres dedos, en un cuerpo antropomórfico con senos. Su iconografía es abundante:  una figura femenina con pico y pezones para nutrir, una figura de brazos alzados y pájaros en su corona, una mujer con pájaros alrededor, entre otras. En la época prehistórica, la diosa era a la vez pájaro y pájaros, una diosa y varias a la vez. Portadora del sueño para algunos pueblos, sinónimo de avance y civilización para otros.

Algunas de las imágenes más recientes de la época mostraban un “Pájaro de la muerte” que custodiaba las tumbas. A menudo estas efigies se representaban preñadas. Así, la diosa de la muerte era también la diosa de la renovación, la de la vida después de la muerte, asunto que resuena definitivamente en la mitología del cómic.


Diosa pájaro con muñones, de Tiryns, 1,200 a. C. Museo de Louvre, Paris. Foto de Gregory L. Dexter.

Eventualmente, por razones de dominación patriarcal, la diosa se convirtió en una deidad masculina. Pero se trata del mismo pájaro con diferente plumaje. Hace 10,000 años, los griegos arcaicos le llamaron Cronos, literalmente “Cuervo”, el viajero infatigable y la fuerza devoradora que luego los romanos re-bautizarían Saturno, el dios del tiempo. Una aparente inmortalidad o extrema longevidad, al igual que una capacidad sobrenatural de trascender las eras y “viajar” en el tiempo han sido habilidades especiales de varios de los cuervos presentados en distintos cómics de la serie.


Representación alada de Saturno, evidentemente basada en la figura de un cuervo

El dios solar Apolo, cuyo nombre significa “destructor” fue otro de los avatares griegos del cuervo y está representado en compañía de estos animales en Delfos y Dodona. La alusión a la faceta destructiva del cuervo en su narrativa es innegable. Similarmente, la corneja, es un símbolo de fidelidad en la fe dada y está consagrada a la diosa Hera. Como único compañero del renacido, el cuervo de las novelas gráficas, cumple a cabalidad este rol.


Apolo y el cuervo

La lengua ladina del cuervo, lo metió en problemas en más de una ocasión. Al revelar una infidelidad de Corónide, una de las amadas de Apolo, el pájaro causó indirectamente la muerte de la muchacha. Como castigo por ser un “ave de mal agüero”, el dios tiñó sus antaño blancas alas de negro. La impertinencia y honestidad brutal del cuervo son elementos constantes de su personalidad a lo largo de sus diversas encarnaciones en las historietas.

Los cuervos del Odín/Wotan el dios padre de la mitología escandinava, son una referencia infaltable. Como Hugin (Conocimiento) y Munin (Memoria), sirven de “ojos” para el dios y le cuentan lo que han visto cada noche tras sus sobrevuelos por los nueve mundos. Así mismo, el compañero del vigilante nocturno de los cómics funge a veces como único depositario de sus a menudo dolorosos recuerdos y es quien le otorga el conocimiento necesario para llevar a cabo su misión.

El padre Odín y sus cuervos

El papel del cuervo como agente profético o como catalizador de la metamorfosis, literal o figurativa, está presente en distintas tradiciones:

Al ser un pájaro negro, opuesto al pájaro blanco, el cuervo tiene un significado alquímico:” cuando en tu morada los cuervos negros den nacimiento a blancas palomas, entonces oirás la sabiduría”, dice una sentencia hermética. La alegoría alquímica del cuervo-putrefacción simboliza una de las fases de la Gran Obra – la Obra en la oscuridad- en ela que el color negro marca la primera apariencia de la descomposición de la materia en el huevo filosofal. Dicha alegoría se encuentra en los bajorrelieves de los portales de algunas catedrales, como la de Notre-dame.



El cuervo como la primera de las cinco aves que representan los diferentes estados de la transmutación de la materia en la tradición alquímica

Hay igualmente multitud de alusiones al cuervo en los mitos hebreos y judeo-cristianos. En Isaías 34, 14-15, se menciona a los cuervos como compañeros habituales de Lilith, la primera esposa de Adán, una renegada criatura de la noche, justo como el protagonista del cómic.  El cuervo es también personaje fundamental en la historia del diluvio. Luego de que su arca quedara encallada en el Monte Ararat, Noé ordenó al cuervo que echara a volar y trajera noticias del exterior. El cuervo renegó y acusó a Dios de odiarlo, pues a Noé se le había ordenado subir al arca 7 parejas de pájaros puros y 2 de impuros, de manera que, si el cuervo perecía en su empresa, su hembra quedaría sola y su raza se extinguiría. Llegó incluso a señalar que Noé tenía deseos lujuriosos hacia su esposa y que por ello quería enviarlo lejos.       Noé montó en cólera ante la insinuación de acto tan vil, especialmente con un ser que no era de su especie por lo que el cuervo se ocultó por un tiempo bajo las alas del águila y otras aves carroñeras, periodo durante el cual las fecundó, pervirtiendo su naturaleza inicial. Eventualmente Noé lo encontró y lo envió en su misión, volviendo dos veces al arca y quedándose a devorar la carne de los cadáveres del diluvio, una tercera.


Noé y el cuervo

En general, los hebreos respetaban a los cuervos, pero también les temían, dando lugar a ciertos comportamientos contradictorios. En Job 38,41 y en el Salmo 147, Dios protege y garantiza la descendencia de estas aves, pero ya en Deuteronomio 14, 14 se les cataloga como aves inmundas, mismas que se alimentan de los ojos de los pecadores en Proverbios 30,17. A pesar de su impureza, son estos quienes alimentan a Elías, trayéndole pan y carne en la mañana y en la tarde, según Reyes 17, 4-6.  Finalmente, en el cantar de los cantares, se elogian los cabellos de Salomón por ser negros como ala de cuervo. Justo como el cuervo de la narrativa gráfica, se trata de una criatura profundamente misteriosa, parcialmente corrupta, pero al a vez venerada, llena de contradicciones.

Por último, nos referiremos a la imaginería del cuervo entre los pueblos nativos americanos, una referencia que carga especial importancia pues James O’Barr ha declarado en diversas entrevistas que debe parte de la inspiración del mito del Cuervo a una “antigua leyenda aborigen”. Entre los pueblos de la costa noroeste, fue una criatura primigenia, a la que se le otorgaron poderes de creación, responsable de la luna, las estrellas y otras fuerzas corpóreas. Paralelamente, era referenciado con el epíteto de “el tramposo” por su tendencia robar comida, por despertar los apetitos sexuales y engañar a otros valiéndose de su lengua de plata. El ave de los cómics es maliciosa y ácida. Habla con medias verdades y parece tener siempre su propia agenda secreta.



Representación artística de miembro de la tribu de los cuervos, que habitó Wyoming, Montana y Dakota del Norte

En conclusión, son muchas las correspondencias entre la milenaria mitología del cuervo y las habilidades y los rasgos simbólicos y conductuales del personaje del cómic de James O’Barr. ¿Cuánto de esto es una búsqueda directa del autor y cuánto es fruto de imaginarios instalados en el subconsciente colectivo? Con el análisis más detallado de las diferentes entregas de El Cuervo, espero dar respuesta a esa pregunta.


Referencias

Adkinson,Robert. (2010). Símbolos sagrados, pueblos, religiones y misterios. Ediciones Lu. Barcelona
Ellkevel, Yrene.(2006). Las ciencias ocultas de la A a la Z. De Vecchi, Barcelona
Graves, Robert. (1985). Los mitos hebreos. Alianza Editorial. Madrid
Robbins, Miriam. (2011). “The Monstous Goddess:The degeneration of ancient bird and snake goddesses into historic age witches and monsters”, en Journal of Archeomythology vol. 7, pp 181-202.

1 comentario:

  1. Genial! Gracias Diego por el tiempo que dedicaste para investigar y mostrar este trabajo con el estilo que te caracteriza y que particularmente admiro. Fiel seguidora tuya y de "THE CROW"

    ResponderEliminar